domingo, 24 de julio de 2016

Capítulo 3

Malas influencias



Tenía los pies conjelados. Tuve que interrumpir la sesión de películas navideñas que Molly había preparado. De todos modos, no me interesaba demasiado. Molly se ofreció varias veces a parar la cinta para que no me perdiera ni un solo detalle, pero, para ser sincera, tardé una eternidad en escoger entre los cinco calcetines que tenía en el cajón única y exclusivamente para no tener que ver como los protagonistas acababan reconciliándose y teniendo el final feliz que tan previsiblemente se veía venir desde la caratula. Para cuando llegué los protagonistas se fundían en un emocionante beso que se funció en unos créditos interminables. Menos mal, pensé. Justo a tiempo.

Molly estrujaba la nariz contra un pañuelo componiendo un sonido digno de un resfriado.

— Ha sido preciosa.— inquirió Molly cuando me recosté en el sofá de nuevo y cogía mi móvil. Noté que Molly me miraba, como en busca de una respuesta, así que le respondí con un distraido Uhum. Treena me había mandado un mensaje:

Oye, Kai, hoy hay una fiesta por fin de año. ¿Te vienes? Habrá alcohol, buena música y... ¡vendrá Tom!. Será divertido. Quizá empieces el año con una nueva pareja, yo creo que le molas... (y añadió varios iconos con una sonrisa pícara)

Me lo pensé durante un instante. Tenía la respuesta.

Vale. Nos vemos allí.

Era o eso o pasar la noche deprimida en esta estúpida y deprimente casa.

~

Aún con los ojos entrecerrados sentí el frío del pomo de la puerta del baño. Para cuando me miré al espejo vi los restos de aquella fiesta: el maquillaje oscuro emborregado por la cara pálida, el pelo emarañado, el dolor de cabeza y lo que parecía un chupetón en el cuello. Genial, me murmuré entre dientes mientras intentaba eliminar todo el rastro de aquella odiosa noche.

No recordaba todo lo que pasó, todo parecía alterado por el alcohol, exaltado por las hormonas. Lo único que recuerdo claramente es que casi me obligaron a beber. Me decían que era una aburrida si no lo hacía —y yo, más tonta que aburrida, bebí. Recuerdo el ardor de ron tras ron por la garganta; las posteriores arcadas y,... bueno, lo que viene después. Recuerdo que Tom se interesó mucho en mi. Bailamos. Nos besamos. Y hubo un momento en el que cruzó la línea. Su ardiente mano buscó el final de mi vestido. Mis muslos, desnudos, se erizaron por el frío de la noche. Supe ahí que quería irme, pero su cuerpo me retenía. Lo siguiente que recuerdo es ver la mejilla izquierda de Tom muy roja y como con una voz que no parecía la mía le gritarba a él y a Treena. Recuerdo andar entre el gentío, meterme por calles por las que pasé mucho miedo, hombres me lanzaban lujuriosos piropos...

Me tapé con una bufanda el morado del cuello y bajé abrigada al salón, donde Molly recogía unas revistas que mi madre había dejado por ahí.

— Tu madre se ha ido a trabajar. Nos toca ir a hacer unos recados.— me dedicó una cálida sonrisa, como sabiendo que no había tenido buena noche.

*Algo que no recordaba: Molly entrando en mi habitación cuando me quedé dormida. Molly colocando bien mi edredón. Molly dándome un beso de buenas noches. Molly ejerciendo de madre.

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